NUESTRA FUNCION EN LAS ACTIVIDADES.
Cuando realizamos una
actividad de experimentación, debemos tener claro que en lo que principalmente
se basará nuestro trabajo es en la observación. La observación directa de lo
que en ese momento ocurre en el aula, de lo que los niños hacen y en ocasiones
dicen y de cómo se transforma lo que en un primer momento nosotros proponemos a
lo que ellos quieren.
Esto nos ayuda a conocer mucho
mejor a los niños, a nuestro grupo. Aquí
es fácilmente observable qué niños son más lanzados, cuales necesitan más
tiempo para interactuar, quién demanda más atención del adulto y quién manipula,
explora y experimenta sin necesidad del adulto y/o compañeros.
Es importante que todo este tipo
de observaciones queden anotadas o sean recogidas posteriormente. Esto nos
permite, sin darnos cuenta, hacer una evaluación de la actividad y nos dará información
de cómo podemos mejorarla, si es necesario repetirla. También podemos utilizar estas anotaciones para evaluarnos a nosotros: para saber si hemos planteado bien la actividad, si han llegado hasta donde pretendiamos o si nos hemos quedado cortas.
Pero quizá una de las cosas más
importantes de nuestra observación es no perderse los grandes detalles que nos regalan los niños, así
como las posibles ideas para posteriores actividades, pues muchas veces se
centran en un tipo de material o en una acción concreta que nos indica que habría
que dedicarle una actividad a dicho material.
Siempre procuramos trabajar nuestros objetivos bajo sus intereses.
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